Según Freud, los sueños estaban directamente relacionados con los deseos más carnales de uno. Si estos deseos sexuales entre en conflicto con las normas sociales o morales se reprimen, y están codificados en símbolos que aparecen en los sueños.
Si bien no hay evidencia científica de esto, las teorías de Freud se han utilizado durante mucho tiempo para el psicoanálisis. ¿Pero qué dice la ciencia al respecto?
La corteza prefrontal del cerebro es la encargada de regular e inhibir los deseos agresivos y libidinales. Durante la etapa de sueño REM se activan los sistemas dopaminérgicos mesolímbico-corticales, asociados con los deseos sexuales, al tiempo que disminuye la actividad de la corteza prefrontal. De una forma u otra, esto se manifiesta en los sueños.

Calvin Kai-Ching Yu y Wai Fu, de la Universidad Shue Yan de Hong Kong, hicieron un cuestionario a 58 hombres jóvenes sobre el tipo de actividad sexual que tenían durante sus sueños eróticos, y también si habían eyaculado. En los sueños, las mujeres con las que habían soñado eran completas desconocidas; y además el promedio de sueños por año era de tan solo nueve. Resultados similares se obtienen en mujeres jóvenes. Además, todos los participantes manifestaban que esos sueños no estaban relacionados con sus deseos conscientes.

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