Lo conocí e instantáneamente me enamoré. Su belleza, su
risa, su forma de bailar, de divertirme, de hacerme feliz. Fue creciendo con el
tiempo, su ternura, su dedicación y su forma de tratarme como una reina. Era
todo perfecto.
Pero siempre aparecen esos problemas, enojos innecesarios
que hoy los miras y decís: “¿Para qué pelear por eso?” Y por eso cortamos hace
un tiempo, porque ya era insoportable. Nos tratábamos mal. Yo lloraba y él se
enojaba, no compartíamos nada.
Pero a las dos semanas de estar separados volvimos. Y
después de mucho esfuerzo logramos estar bien. Hasta que me enteré que entre el
proceso de peleas me fue infiel y no me dio la oportunidad de enojarme. Cuando
me di cuenta, ya estaba terminando conmigo con el monologo de “Te mereces algo
mejor que yo, quiero volver a ser lo que era, a mi esencia, no me gusta ser así
con vos”.
Hasta que lo acosé tanto por mensajes y me dijo que no
estaba enamorado de mí. No sé si lo dijo para que le diera espacio, para que me
enojara y le tomara bronca.
Me encantaría saber, cortamos hace una semana y si bien un
día le escribi un “Hasta siempre” y él me dijo “¡Quiero que seas feliz!” y me
empezó a dar charla. Pero después lo ahogué con te amo, te extraño, te
necesito, etc…
Después de dos años de novia, de que fuera mi primer amor
(no mi primer novio, sino la primera persona por la que siento amor), no sé
cómo manejarlo. No sé cómo actúan en esta situaciones, porque realmente no
intente nada con otro novio porque no me importaba. Sin embargo, por él doy
todo. Y aunque él no lo vea, es un hombre de oro, que tiene su esencia adentro.
0 comentarios:
Publicar un comentario